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Popeye el anémico

5 abril, 2010

Hoy en día circulan muchos falsos rumores y creencias en los que la medicina ha tenido parte de culpa, o vaya, toda la culpa. Inicio con este post un repaso a algunos de los errores más extravagantes y prolíficos que ha dado la rama médica. Es muy interesante conocerlos y aprender de esos hechos, iluminar y rellenar nuestro cerebro de meteduras de pata, curiosas y sugerentes a la vez, para asegurarnos una vida presente y futura lo más rica posible. Dicen que el humano es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra… ¿Eres un humano más?

Conque espinacas, ¿eh?

Lo que conocemos como espinacas son las hojas de la espinaca (Spinacea oleracea), planta de la familia amarantáceas, que se cultiva durante todo el año y forma parte de la dieta habitual en el mundo occidental ya que es uno de los vegetales más congelados. Es rica en vitamina A y E, yodo, antioxidantes, hierro… Un momento, ¿hierro? ¡No! Es una gran mentira la creencia popular que aboga que las espinacas, como las lentejas y otros, son ricas en hierro.

Así que no. Si aborreces el sabor de las espinacas y tuviste que comértelas obligado de pequeño, ya tienes algo que reprocharle a tu madre. Sin embargo, la razón de ser de esta popular leyenda mezcla de un poquito de salud pública, un tanto de publicidad y un pellizquito de torpeza.

A finales del siglo XIX, el científico E. Von Wolf investigaba la cantidad de nutrientes que poseía la hoja de las espinacas. Al transcribir los datos obtenidos, él o su ayudante colocaron la coma de los decimales un número más a la derecha de lo debido, apuntando la cantidad de hierro estimada, pero multiplicada por diez. Así quedó la cosa, y nadie reparó en el fallo.

Ese simpático marinero…

En 1929 nace de la mano de Elzie Crisler Segar la tira cómica Thimble Theater, editándose en el New York Evening Journal. El personaje principal era el conocido marinero Popeye. Quizás la mayoría creéis que Popeye es ese viejo marinero, con cara de bobalicón, fortachón, con una pipa pegada a su boca y que cobra una fuerza irrefrenable al consumir espinacas. Nada más lejos de la realidad, este Popeye es algo distinto del que originariamente dibujó el lápiz de Elzie Crisler. El Popeye de los cómics originales era rudo, temperamental, obcecado y sin escrúpulos, que no dudaba en robar o pegar, aunque siempre fiel y noble con su amor platónico, Oliva. Y las espinacas no formaban parte de su dieta habitual, pues Popeye se tornaba invencible al frotar una gallina mágica. ¿Qué fue lo que cambió a Popeye?

Estrategias repentinas.

Pues resulta que a principios de los años 30, los Estados Unidos yacían bajo la gran losa de la peor crisis económica que han conocido. Además de las consecuencias económicas, el crecimiento del paro y la disminución del potencial económico de las familias acarrearon un gran problema de salud pública, la alta incidencia de anemia ferropénica en la población infantil. Enfermedad cuya prevención y tratamiento se basa en el consumo de hierro. Por entonces, las autoridades sanitarias se embarcaron en la búsqueda de una solución. Necesitaban un alimento rico en hierro, que fuera de fácil introducción en los niños estadounidenses, barato y factible para las clases más castigadas. Las espinacas, cuya cantidad de hierro era avalada por un texto científico alemán fueron la solución. Y además, se incrementaba su producción y consumo propio, ya que eran estadounidenses. ¿Cómo promocionarlas? A través de Popeye, que pasó a ser el personaje querido por los niños, tontorrón y simple que conseguía una fuerza sobrehumana al comer este maravilloso vegetal. Esta maniobra publicitaria incrementó un 33% el consumo de espinacas en los EE.UU. Vamos, que hasta la ciudad Crystal City (Texas) prosperó gracias al cultivo de las espinacas, y llegó a levantar una estatua en honor y gratitud a Popeye.

Ya se datan de 1937 textos en los que se recaba la verdadera cantidad de hierro en las espinacas, pero nadie movió una neurona en cambiar lo que funcionaba. No fue hasta 1981 cuando el hematólogo T. J. Hamblin publicó por primera vez la corrección del error. Lo hizo en un artículo del British Medical Journal, en el que certificaba que las espinacas no contenían tanto hierro como se creía, muy poco más que la mayoría de vegetales de hoja verde oscura. Y es que los vegetales tienen el hierro en forma “no hemo”, lo que significa que se absorbe sólo un 5% del que se consume. Y por si esto fuera poco, las espinacas contienen mucha cantidad de ácido oxálico, que interfiere en la asimilación de hierro, calcio y magnesio, entre otros.

Así que si queréis hierro, mi recomendación es una buena ración de hígado de bacalao o un filetón rojo de ternera, ya que, por mucho que lo intentéis, con espinacas no os convertiréis en Iron Man, pero ni mucho menos en Popeye.


Para saber más / Referencias…


5 comentarios leave one →
  1. Neytiri permalink
    5 abril, 2010 12:26

    jaja, qué guay
    Esto me recuerda una viñeta de Mafalda en la que aparece ella subida a una silla, asomada a la olla que hay en el fuego, y está metiendo un imán dentro de la olla porque quiere comprobar si es cierto que las lentejas tienen hierro jejej

  2. 6 abril, 2010 10:10

    Jajaaj, curiosa historia. Como nó, los americanos y su facilidad para hacer negocios rentables.

    Un saludo.

  3. 6 abril, 2010 15:13

    Pues yo de pequeño cuando veía Popeye el marino me asaltaba la duda de cómo era posible que las asquerosas espinacas le sentasen tan bien, jaja. Llegué a pensar que sería una cosa particular: espinacas es a Popeye como el champiñón rojo de puntos blancos es al Mario Bross xD. Vamos, que Popeye no consiguió que me gustasen las espinacas de ningún modo. Mario Bross tampoco hizo que me gustaran los champiñones, ni siquiera ese helado que salió al mercado cierto verano con forma de la seta del Mario. Vaaale, me callo ya que me estoy yendo del tema.

    No está de menos saber estas cosas, buen refreshco a la historia Pepe 🙂

  4. juen permalink
    12 abril, 2010 22:42

    kwen la puta, me siento engañado..una infancia perdida, popeye :Yo te maldigo!!

  5. May permalink
    20 abril, 2010 22:32

    Viendo el éxito que está teniendo esta entrada, me veo «obligada» a darle la enhorabuena a su autor 😉 ¿Para cuándo la siguiente entrada de los falsos mitos? Estoy deseando poder leerla ya!

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